Mercería Lans (Santiago de Compostela)

La dueña no puede ser mas amargada, y es una pena porque está bien surtida, pero yo no vuelvo entrar en mi vida. Tiene odio a los niños, la última vez fui con mi hijo pequeño (3 años) y porque tocó con un dedo un carrete de hilo le metió un grito que me dieron ganas de llorar a mi. Le di varias oportunidades, lo siento por la empleada, que es un poco mas amable, pero a la dueña yo no la quiero ver más delante, borde y desconfiada.

La chica que me ha atendido super maja. Se le veía que sabía y que además le gusta el negocio, lo cual hace es de agradecer. Llevaba ya dos tiendas que no tenían lo que buscaba y en cuánto le dije que lo buscaba, me lo sacó enseguida, así que contenta. Iba con un poco de prisa, pero he podido apreciar la cantidad de cosas que tenían, de seguro que volveré a por más suministros y ver qué más tienen.

Ésta era mi opinión de esta mercería hasta ayer. Me había prometido a mí misma que nunca volvería dado el desagradable trato que recibí hace unos años, en varias ocasiones, por parte de las propietarias (madre e hija). En su momento le di varias oportunidades porque todos podemos tener un mal día, pero al ver que era recurrente, decidí no volver. Se podría definir como lamentable atención al cliente. Ayer necesitaba algo y no me quedaba otra mercería cerca, así que muy a regañadientes fui allí. Tengo que reconocer que me llevé una muy agradable sorpresa. Me atendió una chica rubia amabilísima (dudo que la propietaria haya cambiado algo) que sí que sabe cómo tratar al cliente. Supongo que gracias a ella recuperarán clientela perdida y conseguirán mantener la nueva. Para quien esté interesado, dejo aquí alguna de las situaciones que viví allí para que juzguéis por vosotros mismos. El zapatero que está en la calle de al lado me recomendó comprar una cinta de bies para coserle a una bota y fui allí y les pregunté si se la podría llevar un momentito para enseñársela al zapatero. Sólo les faltó decirme que me había inventado la historia del zapatero y que mi intención era robarle el rollo de cinta . Les pedí una muestra, y me dijeron que si diesen muestras a todo el mundo se quedarían sin mercancía y tendrían que cerrar la tienda. Les dije que me cobraran la muestra y me contestan que no vendían menos de un metro. Para qué quiero yo un metro de algo que no sé si me va a servir???? Al final tuve que volver al zapatero sin la cinta e intentar explicarle cómo era para ver si servía. Otro detalle fue hace unos 7 u 8 años, cuando mi hija era muy pequeña (sobre un año, año y medio). Iba en la silla de paseo, con lo complicado que es subirla a la tienda, y mientras yo miraba lo que quería comprar, ella echó la mano hacia los hilos, supongo que atraída por los colores, y en ese momento escucho un grito (no estoy exagerando) diciendo: niña!!! No toques los hilos, que los ensucias!!!! Aunque entiendo que los hilos no se deben tocar por ese motivo, hubiese sido mucho mejor que me pidiesen que moviese a la niña para que no pudiera alcanzarlos. No olvidemos que era muy pequeñita. Y ya el último detalle, que fue el que colmó el vaso, un día, muy poco después del anterior incidente, la dejé sentada a la entrada, encima de un felpudo que hay justo antes de las escaleras para evitar que tocase nada de lo que había en exposición mientras yo compraba. Mientras me estaban atendiendo oigo a una de ellas, no recuerdo si la madre o la hija, gritarle a la niña “niña!!! deja de levantar el felpudo que no es un juguete” con un tono de lo más desagradable y amenazante. Ni que decir tiene, dejé lo que estaba mirando, recogí a la niña y me fui. Entiendo que no quisieran que jugase con el felpudo, pero hay maneras y maneras de decir las cosas. No sé si habrán cambiado, porque no tenían ni idea de cómo tratar al cliente. Unas maleducadas. La chica nueva, bueno no sé lo nueva que es porque hasta ayer llevaba unos siete años sin entrar en la tienda, es encantadora. Deberían aprender de ella.

Bastante ignorantes, no se como les da para tener un negocio... Como se les va a poder explicar que es el Covid. No dejan entrar a tres personas de la misma familia siendo unidad familiar, respondiendo que ella no lo es... Y si que dejan a entrar a otra clienta más ... Se perjudican a ellas y a los clientes. NADA IGNORANTES.

Me encanta comprar en esta merceria. Son muy amables. Te escuchan tranquilamente y te hacen muy buenas sugerencias. Tienen de todo. Yo feliz de pasarme por alli. Siempre salgo contenta y con productos sorprendentes. Entro con una idea y salgo con diez. Un placer trabajar con ellas.

Supercara, porque necesitaba lo que he comprado, cuando me dijeron el precio me dieron ganas de salir corriendo. Conozco los precios de estos artículos y se han pasado

Muy buena atención y asesoramiento. Una experiencia muy buena

Un lugar histórico. Marisú es súper atenta y amable.